Game (Fanfic) 1

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Los personajes de Olan Rogers pertenecen a su creador Olan Rogers. Declaro utilizarlos con el fin de entretener, sin tener relación con la trama de la serie y sin fines de lucro.



Sinopsis

Su Co-piloto siempre estaba a su lado, aprendiendo de él e incluso compartiendo costumbres típicas de su raza. Ya era hora de enseñarle una nueva forma de jugar.

Jack x John Goodspeed (JackSpeed)

Eran las una y media, el restaurante que frecuentamos seguía abierto. Siempre veníamos a celebrar cuando concluimos una misión, a pesar de no ser agradable para mí, valía la pena ingerir comida humana con tal de estar unas horas más a tu lado.

 

-      Hola Guadalupe, lo de siempre por favor. – Su atractivo y carisma se veían de lejos, la camarera se derretía por él, al igual que yo...

 

-      Buenas noches, ahorita se los traigo – Rápidamente se dirigió a la cocina, luego volvió trayendo unas cervezas bien frías y unos nachos con guacamole.

 

-      Me sorprendiste allá, nunca pensé que saldrías para defenderme. – Me miraba, creo que él no era consciente de todo lo que pasaba en mi interior cuando me veía.

 

-      Por supuesto que si amigo, casi te matan allá. Aún eres muy confiado, los Ventrexianos son increíblemente sanguinarios. Sobre todo, con tu especie, en sí casi todos los seres ven de mala forma a los Homo Sapiens.

 

-      ¿Entonces por qué eres tan diferente a ellos?

 

-      Somos compañeros desde hace 14 años, creo que te tengo suficiente lastima.

 

-      JAJAJAJAJAJAJAJAJA... Jack, no sabes fingir frialdad. – Me encanta tu risa, pero tienes razón... no puedo ser cruel ni frio contigo.

 

-      ¡No te rías de mí! Además de ti no puedo empatizar con otros humanos, tienes suerte al ser fuerte e inteligente.

 

-      Si no lo fuera ¿No me habrías salvado? – Tus ojos miraban la mesa con los bocadillos, mientras mantenías tu sonrisa, como adivinando mi respuesta.

 

-      Si... pero no te creas la gran cosa. – Tuve que voltear, como lo esperaba, tu risa tan sutil me hacía temblar, sentía extraña mi cara.

 

La chica trajo unos taquitos al pastor, tus favoritos. Me extendiste uno, lo recibí de inmediato mientras tú tomabas otro. Lo acercaste a tu boca, adoraba observar cómo tus labios se mojaban con el jugo agridulce, emitías ese sonido tan agradable cada vez que comías algo que te gustaba mucho.

 

-      Mmm... - Si, me deleitaba verte comer, por mi parte no era una experiencia agradable, nuestra especie suele alimentarse a través de líquidos concentrados y solo una vez por semana. Otra clase de alimento se siente muy invasivo e incluso repulsivo. Solo comía por ti, para ahondar en nuestra relación, porque me esperanzaba... ser algo más. – Oh amigo, está delicioso.

 

-      Si, delicioso... - Miraba mi comida, no quería siquiera probarla.

 

-      Sabes... no tienes que comer si no quieres. – Lo estaba arruinando, comías solo y te hice sentir mal.

 

-      ¿De qué hablas? – Le di una mordida, mastique y trague lo más rápido que pude para no tomar su sabor. – Está rico, más de lo usual. – Te sonreí intentando disimular mi completo desagrado, me miraste y seguiste comiendo con una leve sonrisa, funcionó.

 

-      Me interesa saber de qué se alimentan ustedes, quizás probarlo algún día...

 

-      Oh créeme, no te gustaría. Imagina un enorme trago de un líquido viscoso y semi transparente. No tiene sabor, es completamente insípido. – Dejé el taquito en el plato y en su lugar tomaba mi cerveza, curiosamente ese líquido alcohólico era más fácil de soportar.

 

-      ¿En serio? Jejejeje... - Por alguna extraña razón te reías y me observabas de una forma distinta a la usual, pero reconocía ese gesto... Sueles usarlo cuando coqueteas con hembras de tu especie.

 

-      ¿Por qué me ves así? – Me puse nervioso, tu mirada subía y bajaba, me sentía como un espécimen en medio de una prueba de químicos.

 

-      ¿Tienes algo de tiempo libre? Quiero enseñarte un juego. – Mi corazón empezó a latir muy rápido, podría pasar tiempo de calidad contigo. Está demás decir que me encantaba jugar, aprendí muchas clases de costumbres y actividades humanas a tu lado. Un juego nuevo... me pregunto cómo será...

 

-      Claro que si ¿De qué se trata? – No pude esconder mi emoción, tenía mis manos sobre la mesa, tú terminaste tu taquito y casi todos los nachos.

 

-      Si te lo digo ahora, ya no será divertido. En la nave te explico de qué se trata... - Terminaste de beber tu cerveza, yo hice lo mismo. – Lupe, la cuenta por favor.

 

Salimos del lugar, nos dirigimos al Imperium T-3, los SAMES estaban desactivados y nuestra IA, HUE, estaba en modo Hibernación... solo éramos tú y yo.

 

-      Vamos a mi habitación, tengo algo para ti... - Eso hizo cosquillear mi interior, me fascinaba tu tono tan grave y atractivo. Asentí ansioso y te seguí sin decir nada. Al llegar me indicaste entrar primero, cuando lo hice cerraste la puerta con seguro. – Siéntate, mientras lo buscaré...

 

-      ¿Qué cosa buscarás? – No sabía si esto era parte del juego, pero ya me gustaba.

 

-      Lo que necesitamos para jugar... - Me senté al borde de la cama mientras tú buscabas algo dentro de una caja.

 

-      Aquí está... - Estuviste a punto de sacar una bolsa, pero el bip de llamada sonó sobre tu mesa. – Espera un segundo...

 

-      Claro, responde tranquilo. ¿Quieres que me vaya? – Por lo tarde que era, sabía perfectamente de quién se trataba...

 

-      No es necesario, no tardaré mucho. Tengo que darle las buenas noches para que pueda descansar y no tenga pesadillas. – Si, se trataba de su pequeño hijo. Te sentaste frente al pequeño proyector y presionaste el botón para iniciar la llamada.

 

-      Hola papá, perdón, no quería molestarte. – El niño hablaba con un temblor en su voz.

 

-      Mi campeón, tú nunca me molestas... ¿Tuviste pesadillas otra vez? – Tu forma de hablarle era tan amable, cariñosa, suave y muy tranquila.

 

-      Sí, soñé que tu nave explotaba. Lo sentí muy real... - El pequeño rubio estaba sollozando – Papá no quiero que me dejes solo.

 

-      No llores Gary, estoy bien. Recuerda que tenemos que ir a una misión juntos, te llevaré a conocer el espacio, quizás encontremos nuevos tipos de insectos para tu colección.

 

-      ¿E-en serio? ¿Puedo ir contigo? – Sonreí mientras miraba la escena, se me hacía tierno ver la mirada cargada de ilusión en sus ojos. Era el reflejo perfecto de los tuyos, su admiración por ti enternecía mi ser...

 

-      Claro que sí, tendremos una gran aventura. No lo olvides, tal vez no esté físicamente contigo, pero siempre te estaré cuidando. Te mando un enorme abrazo mi pequeño, ve a dormir. Volveré a casa más pronto de lo que crees...

 

-      Te quiero mucho papá... - Cada vez que oía a tu hijo decir esa frase, sentía una profunda admiración por él, lo decía con tanta facilidad, como desearía decírtelo...

 

-      Y yo a ti campeón, hablamos mañana. Buenas noches...

 

-      Buenas noches...

 

La llamada terminó, giraste un poco en la silla y noté que tus ojos estaban cristalizados. Me preocupé, me levanté rápidamente y caminé hacia ti.

 

-      John ¿Qué ocurre? – Puse mis manos en tu rostro, intentaste sonreír una vez más, pero tus labios temblaban.

 

-      Odio estar lejos de mi hijo, no me gusta que su madre no cuide de él. Es la razón por la que tiene tantas pesadillas, ese monstruo ni siquiera lo consuela... con su corta edad Gary no debería pasar por esto...


...

Como olvidar a Sheryl, si los humanos me desagradan, ella tiene el premio mayor. La conocí de la peor manera posible: Estaba regresando al cuartel, todos se reían y cuchicheaban. Los ignoré, si no me interesaba en ellos, mucho menos me interesaría en sus asuntos. Cuando estuve frente a la habitación que compartíamos los dos, vi a una humana cargando a un bebé y un bolso mientras gritaba, alterando al pequeño ser que traía en brazos. En un intento por calmar la situación, entré en el cuarto. Tú me mirabas sorprendido e incómodo, mientras ella me dedicaba una mirada cargada de repulsión y odio.

 

-      No lo aguanto más, quiero salir de aquí y no quiero a este estorbo conmigo un minuto más.

 

-      Sheryl es nuestro hijo, no puedes culparlo por tus errores. – Intentabas hacerla reaccionar, pero no salió bien.

 

-      ¡EL ÚNICO ERROR AQUÍ ES ESTE BULTO! – Sin previo aviso, dejó al pequeño sobre la cama sin ningún cuidado junto con el bolso. Luego salió corriendo del lugar con lágrimas en los ojos. El pequeño lloraba sin parar, muy fuerte, no era un experto, pero parecía que su frágil cuerpo le dolía.

 

-      ¡SHERYL! Jack cuida a Gary, regreso en seguida. – Ni siquiera pude emitir un sonido, ya te habías marchado de la habitación.

 

Me acerqué deprisa hacía el infante, con algo de dificultad, lo tomé en brazos, lloraba de forma muy intensa. Por instinto cerré los ojos y comencé a emitir vibraciones desde mi garganta. Gradualmente el bebé dejó de llorar, suavemente empecé a charlar con él.

 

- Tranquilo pequeñín, papá pronto estará aquí... todo está bien, todo mejorará pronto...

 

El pequeñín balbuceaba, estiraba sus manitas hacia mi cara. Nunca me ha gustado el contacto físico, es más lo odio hasta el día de hoy, pero con la criatura se sentía muy diferente. Era cálido y agradable, podría decir que me gustó sentir su tacto. Las vibraciones volvieron, el bebé cerró sus ojos lentamente mientras chupaba su dedo. Sonreí con... cariño...

 

Sin dejar de crear vibraciones, lo pasee por toda la habitación mientras lo mecía gentilmente.

 

-      Es... Hermoso... - Te vi apoyándote en el marco de la puerta, tus ojos dejaban caer unas lágrimas. Aún con el pequeño en mis brazos, fui hacia ti.

 

-      John... - Te arrodillaste y me abrazaste suavemente, cargaste tu cara en mi hombro. Deseaba corresponder al gesto, pero no podía debido a que sostenía a tu hijo con ambos brazos. – Todo estará bien.

 

-      Lo sé Jack. – No te separaste de nosotros, sólo atiné a sonreír cuando sentí el latido de los dos seres humanos tan cerca de mí.

...


-      Es temporal John, pronto podrá estar contigo. – Sequé las gotas que resbalaban en tus mejillas.

 

El año próximo tendrías la custodia total de tu pequeño, mientras que su madre solo podría verlo los fines de semana. Nuestras misiones iban a cambiar, pero no íbamos a dejar de investigar y trabajar juntos en la bomba de Antimateria, la cual por cierto estaba tomando un tiempo increíblemente largo.

 

-      Tienes razón... - Tomaste mi mano derecha, me miraste a los ojos y me sonreíste de una forma muy especial. – Gracias por estar siempre cuando te necesito. – Acercaste mi mano a tus labios... y la besaste...

 

Me congelé, sentía mi cuerpo flaquear, mis piernas temblaban y mi cara se sentía extrañamente acalorada. Tenía que decir algo, iba a preocuparlo si no lo hacía...

 

-      Si-Siempre, para eso son los amigos ¿No? – Te miré nervioso, me devolviste una sonrisa gentil. Me estaba poniendo aún más ansioso.

 

-      Si... ¿Qué tal si empezamos a jugar?

 

No sé por qué... pero ya no era emoción lo que sentía... era miedo...

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